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Editor de revista The Lancet: “Cerrar las escuelas no es la mejor vía”
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Pocas personas en el mundo han leído más estudios, pruebas clínicas y análisis sobre Covid-19 y la respuesta de los gobiernos como Richard Horton. Este médico, graduado en la Universidad de Birmingham, es editor de The Lancet, una de las revistas científicas más influyentes, y desde hace 18 meses también la principal fuente de información sobre la pandemia.
A comienzos de enero 2020 y en las oficinas de Londres, Horton y otros investigadores leyeron con preocupación reportes de su sede en Beijing sobre esta “neumonía extraña” que se esparcía por China. En un par de semanas, doctores en Wuhan enviaron seis estudios sobre la novedosa enfermedad. Tras su revisión, The Lancet publicó el 24 de enero el primer estudio sobre el Covid-19.
Fue en esa revista que Ugur Sahin, sentado en su cocina en la ciudad alemana de Mainz, leyó sobre esta nueva enfermedad y junto a su esposa Ozlem Tureci decidieron que, a partir de entonces, su empresa BioNTech se enfocaría en hallar una vacuna. La vacuna Pfizer/BioNtech fue la primera en lograr su aprobación, apenas 11 meses después.
Horton lo recuerda bien. Fueron seis papers publicados la última semana de enero 2020, que nos advertían lo que estaba por venir.
“Sabíamos de la severidad de la enfermedad, sabíamos que no había tratamiento, sabíamos que causaba fallas en múltiples órganos, sabíamos que los pacientes que eran hospitalizados pasaban rápidamente a cuidados intensivos y con una alta tasa de mortalidad.
Sabíamos que era una enfermedad inusual, que no habíamos visto antes. Uno de los papers dejaba en claro el riesgo de una pandemia global”.
-¿Por qué le costó tanto a los gobiernos actuar adecuadamente y prepararse?
-“Es un misterio. Es imperdonable, inexcusable, que los gobiernos no hayan actuado para prepararse para la pandemia.
Si lees estos papers, entiendes rápidamente la importancia de los tests, de tener suficiente equipo de protección personal, de controlar las fronteras, aumentar la capacidad de cuidados intensivos, el riesgo de contagio asintomático”.
Y, sin embargo, en marzo, la televisión británica, estadounidense, y también en otros países, mostraban las imágenes de doctores y enfermeras usando bolsas de basura ante la falta de equipo de aislamiento adecuado.
Horton ha llegado a decir que “se habrían podido salvar muchas vidas”, si los gobiernos -como el de su país, Reino Unido- hubiesen no necesariamente leído los seis papers por completo, pero al menos escuchado la alerta de la Organización Mundial de la Salud, que el 30 de enero declaró una situación de emergencia.
En la comunidad científica el activismo político de Horton no es bien recibido por todos. Hay quienes lo acusan de usar The Lancet para fines políticos. Él ha dejado en claro que “política y salud” van de la mano.
Una muestra es esta pandemia, que -afirma- ha dejado en evidencia y agravado el problema de desigualdad en muchas de nuestras sociedades.
“Una de las lecciones que espero aprendamos de todo esto es la importancia de grupos que usualmente son invisibles, los choferes de bus, las enfermeras, etc…”, dice, mientras reflexiona que son estos grupos los más afectados, dado que sus trabajos no les permiten hacer cuarentenas.
-Pero después de leer cientos de estudios contradictorios al respecto, desde diversos países, ¿funcionan las cuarentenas?
-“En países como Nueva Zelandia o Australia, en realidad adoptaron la política de Covid cero. Es decir, adoptaron cuarentenas de tal forma que buscaron eliminar el virus, para que la única forma de contagio sea a través de una importación. Estos países actuaron muy rápido porque tenían la experiencia del SARS en 2002-2003.
En el Occidente, una vez que permitimos la llegada del virus y lo dejamos expandirse, como lo hicimos, el intento de una estrategia Covid cero es un gran desafío. Puede hacerse, si haces una cuarentena muy estricta y la extiendes en el tiempo. Pero no hicimos eso. Cada vez que el gobierno pensó que podía relajar las restricciones, el virus saltó de nuevo”.
-La primera cuarentena en Reino Unido fue muy estricta, y sin embargo, no se logró controlar el virus.
-“No, porque teníamos ya mucho virus. Era imposible detener la transmisión… La verdad es que estaríamos en este ciclo de cuarentena/apertura por más tiempo, si no fuera por la vacuna. Una vez que tienes el virus instalado, la única forma de no terminar en la pobreza debido a las cuarentenas, es a través de la vacunación”.
-¿Hace sentido buscar una estrategia Covid Cero, con nuevas variantes, pero también vacunas a disposición?
-“No creo que haga mucho sentido. Covid Cero significa que tienes una transmisión tan baja del virus que virtualmente está eliminado. No quiere decir que no hay virus, sino una tasa de transmisión muy baja.
En Reino Unido estábamos llegando a ese punto hasta que llegó la variante (Delta). Sí creo que es posible llegar a tasas de transmisión muy bajas, cuando tienes una campaña de vacunación efectiva, y la gente es cuidadosa de su higiene. Pero cuando tienes una variante que es más transmisible, ahí tienes un problema”.
-Hay quienes sostienen que, tras 15 meses, las cuarentenas no funcionan, debido al cansancio de la gente.
-“Las cuarentenas funcionan. Cuando tienes una cuarentena real y estricta, frenas el contacto entre la gente, las tasas de transmisión bajan”.
-O sea, que la cuarentena debe ser estricta o no funciona…
-“Así es, si no no funcionan. Tan pronto como permites el contacto de gente vas a tener transmisión del virus. Si quieres detener la transmisión, tienes que hacer una cuarentena 100%.
Ese es el caso cuando no tienes una vacuna. Pero ahora tenemos una vacuna. Cuando tengamos al 80% de la población completamente vacunada (dos dosis), vamos a estar muy cerca de la inmunidad colectiva.En ese punto, esperando que no haya una variante resistente a las vacunas, la transmisión del virus se va a reducir o detener”.
-Además del debate en torno a las cuarentenas, otro debate aún sin resolver es qué hacer con las escuelas. Vemos estudios contradictorios, según los países. ¿Cuál es su postura?
-“Si el niño está en una familia multigeneracional, hay un riesgo importante de permitir el contacto escolar, porque puedes tener transmisión a los miembros de mayor edad. Eso fue lo que llevó al cierre de las escuelas como primera reacción.
Pero, lo que hemos aprendido es que, porque el virus no tiene efectos severos en los niños, el riesgo es bajo, no parece que las escuelas sean lugares de alta transmisión.
Probablemente, si tenemos otra variante que escapa a la protección de la vacuna, no deberíamos repetir lo que hicimos en la primera cuarentena de cerrar todas las escuelas. El daño a los niños supera los beneficios de tratar de reducir la transmisión del virus. Es una lección que hemos aprendido: que cerrar las escuelas no es la vía correcta”.
-¿Incluso si los adultos mayores, en esas familias multigeneracionales, no están vacunados?
-“Si tienes una población mayor que está vacunada, van a estar protegida, aunque no es un 100%. Si tienes una nueva variante que escapa de la protección de la vacuna, entonces es importante que protejas a los mayores en la familia que comparten la misma casa, a través del distanciamiento físico, el uso de mascarillas y lavado de manos.
Hay cosas que puedes hacer para reducir el riesgo. En una casa con familia multigeneracional, en caso de una variante, debes asegurarte de que los mayores están separados de los niños y usan mascarillas. Pero no necesitas cerrar las escuelas”.
Críticas y polémicas
Ojalá toda la información sobre cómo responder a la pandemia fuera tan definitiva como lo hace sonar Horton. Lo cierto es que en los últimos 18 meses hemos visto multiplicarse órdenes, recomendaciones y estudios contradictorios.
“Nuestro conocimiento sobre la pandemia y sobre el virus ha cambiado en estos 18 meses. Pero, estoy de acuerdo. Desde el punto de vista del público, un día era no mascarilla, otro día sí. Ahora estamos igual con las variantes. Es muy difícil transmitir estos mensajes y creo que hemos luchado todo el tiempo con eso”.
La labor de Horton y The Lancet no ha estado libre de polémica. Más allá del activo rol político de Horton, como uno de los principales críticos a la respuesta del gobierno de Boris Johnson contra la pandemia, se suman otros episodios.
El más emblemático fue la publicación del paper de Andrew Wakefield que dio pie al movimiento antivacunas, publicado en 1998, y recién retirado en 2010. Un daño reputacional del que Horton no ha logrado recuperarse del todo.
Durante la pandemia, sus críticos han apuntado al apoyo de Horton a China, a una cuestionada OMS, y su apertura a publicar -y con ello respaldar- los estudios de vacunas chinas y rusas. El médico y editor desde 1995 responde con una frase: lo que importa es la ciencia.
“China ha sido muy criticada por no entregar información y no ser transparente, pero creo que esas críticas son injustas. Sí hay preguntas que las autoridades chinas deben responder sobre el origen de la pandemia, pero en términos de la información sobre la enfermedad, la secuencia genética y sus características clínicas, el potencial pandémico, y lo que debían hacer los gobiernos, China fue muy clara en eso.
Fueron los gobiernos en Occidente que desperdiciaron entre cuatro y seis semanas, entre febrero y marzo”.
-Usted también es criticado por su apoyo a China.
-“No me importa ser criticado. Mis interacciones con China son con científicos, médicos, expertos en salud pública, y trabajadores de la salud, y no tengo más que mucho respeto y confianza en lo que hacen. Esto no significa que no me preocupan otros aspectos del gobierno chino: me gustaría que hubiera más libertad de expresión, más transparencia sobre la población uygur, me gustaría que no ocurriera lo que está sucediendo en Hong Kong.
Hay muchas cosas de la sociedad china que admiro y otras que no. Pero como doctor y editor de The Lancet, mi responsabilidad principal es con la salud de las personas”.
Lecciones y salida
En junio 2020, Horton publicó su libro The COVID–19 Catastrophe: What′’s Gone Wrong and How to Stop It Happening Again; y este mes publicó una nueva edición actualizada.
- Pero ¿podemos ya pensar en el futuro?
- “(Esta pandemia) no va a terminar pronto. Cuando tienes unos 120 países en el mundo que ni siquiera tienen el 10% de su población vacunada… Nos va a tomar dos o tres años antes de que los países estén tan vacunados como Chile o Reino Unido.
Eso significa que vamos a tener el virus circulando en niveles altos en algunos países. Esta pandemia va a estar con nosotros por varios años. Creo que la gente no entiende eso. Creen que una vez que estamos vacunados, ya está, en agosto podremos ir de vacaciones alrededor del mundo, y volveremos a la normalidad. No será así”.
-¿Es posible lograr la inmunidad de rebaño con vacunas que no son 100% efectivas?
-“Tienes que llegar a un nivel de protección con la vacuna en el que esencialmente detienes el virus de transmitirse y puedes calcular eso, hay una fórmula (1 –1/R0). Sí, las vacunas no son efectivas en un 100%, pero puedes incluirlo en el cálculo. Lo que vas a obtener es que debes vacunar en torno a 80%.
Lo otro importante es que no creo que es estrictamente necesario vacunar a los niños para detener la transmisión. No le veo mucho beneficio.
Lo que está claro es que toda persona sobre 18 años debería vacunarse. Sería más efectivo si tratamos de encontrar la población adulta que no ha recibido sus dosis completas, en lugar de gastar tiempo y recursos vacunando a los niños”.
-¿Y mantener cerradas las fronteras?
-“Exacto. Porque si abres las fronteras a todos, vas a tener gente llegando de países que no han vacunado. No es un accidente que las variantes hayan surgido en Brasil, Sudáfrica, India y Reino Unido, porque aparecen donde hay alta transmisión del virus. Bien, quizás tu país está vacunado, pero tienes altos niveles de transmisión en otros países. Vamos a ver nuevas variantes y necesitaremos nuevas vacunas para esas cepas. Es justo decir que vamos a tener que aprender a vivir con este virus, como con la influenza, probablemente tener una vacuna cada año para cualquiera sea la variante dominante”.
-Me llama la atención la facilidad con la que hoy hablamos de las vacunas. Casi que las damos por algo obvio, cuando no era así.
-“Sí. Sí creo que la gente lo ve como algo obvio. Normalmente, demora entre ocho y 10 años desarrollar una vacuna. Lo que se ha logrado ha sido increíble. Cuando escucho a los políticos quejándose por la extensión de las restricciones, pienso: ‘Deberían estar agradecidos de que tenemos vacunas’. Ese es mi punto sobre la ciencia. Una de las conversaciones que debemos tener es sobre el rol de la ciencia. No creo exagerar cuando digo que la ciencia salvó nuestra cultura. Si no fuera por las vacunas, viviríamos en el ciclo de cuarentena/apertura/ cuarentena/apertura. El impacto económico duraría otros 10 años”.
-¿Cómo será el mundo después de la pandemia?
-“Me gustaría pensar que el mundo será un lugar de mayor colaboración, donde tomaremos la salud más seriamente, invertiremos más en nuestros servicios de salud, menos desconfiados, donde se entenderá el valor de la ciencia y que la desinformación es peligrosa, y que en una emergencia mundial, lo que importa es la solidaridad”.
-¿Hemos aprendido lo suficiente para enfrentar una pandemia?
-“Tenemos una especie de guía para enfrentar esta pandemia. Pero no estamos listos para la próxima. No tenemos el sistema de monitoreo, el sistema para financiar equipos e investigación, no tenemos la infraestructura para aumentar la fabricación de vacunas alrededor del mundo, no tenemos los sistemas.
La OMS alertó al mundo el 30 de enero 2020, y el mundo la ignoró completamente. Cuando la OMS dice que hay una emergencia, los países deben prestar atención. No estoy seguro de que haya la voluntad política para resolver esto, la gente tan desesperada para volver a lo de antes”.
-Sí, pensamos que saldríamos de las cuarentenas convertidos en otras personas. Pero no ha sido así, no tanto.
-“No en lo absoluto y lo entiendo. Pero debemos tomar un momento para pensar en lo que debemos mejorar, porque va a haber otra pandemia. Hemos tenido ébola, SARS, ahora esto, va a haber otra y debemos aprender de los errores”.
-Comenzando por darle un rol más central a la ciencia.
-“La ciencia ha sido más reconocida como una fuerza en nuestra cultura. Hemos tenido que confrontar preguntas como el valor de la vida de un individuo, cómo encontramos el balance entre vivir nuestra vida y un mundo con mayor riesgo de muerte, porque no podemos vivir en cuarentena para siempre. Estas son preguntas profundas y existenciales. Así como una pieza de teatro puede hacerte pensar en el sentido de la vida, la ciencia hace lo mismo. Creo que esa, trágico como ha sido el último año, esta es una de las ventajas que han surgido de todo esto, entender la importancia de la ciencia en nuestra vida diaria. Ojalá no perdamos eso”.